Adios a la razón
Ayer recibimos la noticia de la muerte de Mario Bunge, el mayor referente de la epistemología contemporánea, el más importante filósofo argentino y uno de los más importantes en habla hispana. Hasta donde yo sé, era el único filósofo vivo con un sistema filosófico coherente completo. Su obra es difícil de describir sin abusar en elogios. Y para esto ya están la multitud de artículos que aparecen hoy en prensa, publicaciones académicas y otros medios de todo el mundo. Para recordarle y recrearme en su memoria, quería rendir un pequeño homenaje contando cómo tuve la suerte de conocerle y cómo creo que influyó en mi.
En 1999 yo estudiaba Ciencias Biológicas y Filosofía en la Universidad de Mar del Plata (Argentina). Dos carreras que no tenían prácticamente ningún vínculo tal como estaban diseñadas allí. Filosofía, al menos en los primeros años, se enseñaba como Historia de los filósofos e ideas, sin prestar atención prácticamente a la ciencia. Y Biología tenía un enfoque general bastante duro y con eso me refiero a que las asignaturas más importantes eran las más exactas, pero también a que pasaba de puntillas por el pensamiento científico general y su estructura, no se daba filosofía de la ciencia. Pero eso estaba cambiando, porque unos pocos años atrás había llegado un profesor de La Plata que era Doctor en Biología y en Filosofía, Guillermo Denegri.
Guillermo fue mi primer profesor en la Universidad, impartía Introducción a la Biología y trabajaba como investigador en el Laboratorio de Zoonosis Parasitarias (enfermedades que se transmiten de animales a personas o viceversa). El recuerdo que tengo de la asignatura era como un tour por Nublar (la isla de Jurassic Park), todo tan inmenso, puedes estar una vida estudiando cada rincón y no sabes adónde mirar que ya ha cambiado. A base de quedarme después de clase para hacer preguntas y tocarle la puerta del laboratorio para hacerle más preguntas, entablé amistad con Guillermo y pronto empezamos a pensar juntos sobre temas que me interesaban y que en un futuro podrían ser una tesis (spoiler: no fue así). A mi me interesaba la evolución, en particular la evolución de las características que no está determinadas genéticamente de manera directa, la evolución cultural. Y Guillermo estaba interesado en determinar cómo se aborda ese problema, es decir, el enfoque epistemológico del problema. Para esto nos juntábamos regularmente en su laboratorio, un espacio abarrotado de libros y de frascos con bichos que mejor no describiré, tomábamos mate y discutíamos las lecturas que habíamos fijado. En uno de estos encuentros, me dijo que acababa de llegarle una caja con libros y que quería regalarme uno. Abrimos la caja y el libro era un homenaje a la carrera de Mario Bunge, en su 80 cumpleaños.
Libro de Guillermo Denegri en homenaje a Mario Bunge en su 80 aniversario
“¿Te acordás de este artículo que te pasé de sistemismo? Es de Bunge, vamos a traerlo dentro de poco a que dé un seminario de Sociología de la ciencia y me gustaría presentártelo”, me dijo Guillermo.
Algunos meses más tarde participé de aquel seminario y conocí a Bunge. Más que su vitalidad y su lucidez, que eran muy notables, en aquel momento lo que más me llamó la atención fue lo consistente de su erudición. Con esto me refiero a que la mayor parte de las personas tenemos unos conocimientos que vamos acumulando y organizando en mayor o menor medida, coherencia y completitud. En cambio este hombre hablaba de una cantidad enorme de ideas todas organizadas y coherentes en un marco completo y racional, no como todos los filósofos a los que conocía hasta la fecha cuyas exposiciones se basaban en citar un marco de un autor de su preferencia según el tema del que se hablara y matizar sus opiniones. Luego me enteré de que parte de su obra fue exponer un sistema filosófico completo y entendí mejor mi sorpresa.
Muchas veces he vuelto a la obra de Bunge, desde la muy académica Foundations of Biophilosophy hasta la curiosa colección de artículos 100 ideas: El libro para pensar y discutir en el café. Y cada vez que vuelvo pienso en la influencia que tiene la formación científica en el desarrollo de cualquier actividad profesional. Su visión del mundo estaba orientada a explicar la realidad y eso no es posible sin entender lo que la ciencia explica de ella.
Además de científico y filósofo, Bunge era un humanista que trabajó en temas sociales, políticos, económicos y en la difusión del pensamiento racional (en contra de las pseudociencias y la supersticiones). En tiempos en que pareciera imponerse la costumbre de no dar razones a la hora de emitir una opinión, echaremos mucho de menos a Bunge.
[Conexión extra]
- Adiós a la Razón es la obra fundamental del filósofo austriaco Paul Feyerabend.
- Escribió Mario Bunge acerca de Paul Feyerabend: …encuentro que he violado la antigua norma romana: “De los muertos solo dirás lo bueno”. En mi descargo diré que no he encontrado nada bueno que decir acerca de Feyerabend. Y que, dada la influencia nociva de su obra, siento que tengo el deber de alertar contra ella a quienes la han oído elogiar pero no la han leído.
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